Y pienso en ti

Camino en círculos porque no sé estarme quieta ahora. Leo y no sé lo que he leído. Miro el celular un millón de veces aunque nada llegará y lo sé. Y espero. Y pienso en ti.

Me paralizó ante la incertidumbre. Y al mismo tiempo no sé estar quiera. Y espero Y me pregunto si estarás bien. Y pienso en ti... y suena casi romántico, pero no lo es, porque tengo miedo, a que estés muy mal, a que no salgas de ese hospital, a que las cosas se pongan peor y no vuelva a escuchar tu voz, a que no vuelvas a hacerme reír. 

No me rindo, pero tampoco sé como mantenerme positiva cuando estoy asustada. No creo que sea el final, pero aún así lo temo profundamente. Y quisiera que lo último que hubiéramos hablado hubiera sido más alentador, pero no puedo recordar mis propias palabras.

Escribo, pero no voy a ningún lado con ello. Y quiero seguir aunque no sirva. Y quiero creer que te escribo aunque no me leas, aunque estés mal. Y pienso en ti... Y quiero creer que sabes que te acompaño. Y quiero creer que sabes que estoy contigo. Por que lo estoy. 

Me aterroriza que lleguen malas noticias, y brinco ante cualquier mensaje, y sé que mientras no haya noticias son buenas noticias, pero el silencio es abrumador... Y lloro por nada y me culpo por ello. Y pienso en ti... y pienso que tú hiciste mi mundo mejor, de algún modo inesperado, y pienso que tú me hiciste sonreír todas las veces, incluso (y especialmente) las veces que no era tú trabajo hacerlo. 

Si la voz de la telepatía funciona, quizás sepas ahora que pienso en ti, quizás ya sepas que te envío toda mi luz, quizás ya sepas que me paraliza la mera sugerencia de que te rindas... 

No sé si eres mi amigo, o sea yo tú confidente, o tal vez tu aprendiz, o si lo nuestro fuera amor, no sé que extraña conexión nos unió, quizás no la entienda nunca, pero pienso en ti... y sé que eres importante para mi. 

No son buenas vibras tal vez, pero si mi telepatía te llega: No te rindas, joder, no te rindas.