Aniversario

No deberíamos recordar los malos momentos como quien recuerda aniversarios, no deberíamos conmemorar con fechas exactas las perdidas, las despedidas, los dolores, porque de cierto modo es encontrar un momento especifico para abrir una vieja herida, es estar predispuestos de antemano para tener un mal día...

No deberíamos, pero de cierto modo es darnos un momento para exorcizar un mal momento pasado; no deberíamos, pero a veces es inevitable querer reducir el mal recuerdo a un solo día especifico.

Y sé que me contradigo a mi misma con sólo escribir esto, pero exorcizare así el mal recuerdo, nuestro mal recuerdo, el cierre de una larga serie de malos ratos que amenazaban nuestra felicidad y estabilidad... Y concluyo con el catastrófico final. Nuestro final. Nuestra despedida. Y aunque no debo, escribo esto en señal de aniversario. El aniversario de nuestra despedida.

Aniversario del 11 de febrero.
De nuestro 11 de febrero, de la despedida, de las últimas palabras, de las lagrimas... De la llamada telefónica más larga y triste del mundo, que nunca quisimos terminar porque temíamos que al decir la última palabra por teléfono fuera una última palabra de siempre y en el fondo no estábamos listas.

Ahora conmemoro el momento en que nos despedimos para poder desahogar lo que nos paso, para dejar de repasar cada palabra y querer llorar hasta desaparecer, para poder decir las miles cosas que no pude decir en el tiempo en que tenía tanto miedo de que estuvieras enojada conmigo, de que dejaras de hablarme...

 Conmemoro y me disculpo:
Nunca quise herirte. Lo siento
Nunca quise desilusionarte. Lo siento
Nunca quise que sintieras que te invadía. Lo siento
Nunca quise desear lo mismo que tu. Lo siento
Nunca quise que nuestros sueños interpusieran nuestros caminos. Lo siento
Nunca quise sentir que mis acciones estaban bajo tu lupa hostil. Lo siento por mi
Nunca quise que el acercarme tanto a ti hiciera que quisieras alejarte. Lo siento por mi.
Nunca quise perder a mi mejor amiga. Lo siento.

 Conmemoro y me desahogo:
No te robe nada, ninguna lo tenía.
No te copié nada, pero fue fácil aprovechar las cosas comunes.
No eras el centro de mi mundo, eras mi mejor amiga y te adoraba.
No te quería imitar, pero hiciste que las cosas comunes que teníamos crecieran en mi
No te quería perder, pero necesitaba decirte la verdad.
No quería que me odiaras, quería que vieras que te quería mucho.
No quería que las cosas terminaran así, pero no iba a disculparme porque decía la verdad, porque no había hecho nada malo.
No quería sentir que era una traidora, una mala amiga, o algo así, pero eso me hiciste sentir.
No te mentí.
No te engañé.
No pretendí lastimarte nunca.
No te imité.
No te robé nada.
No fui mala amiga o persona.

Necesitaba que me pudieras oír... que pudieras ver lo mucho que me esforzaba, que entendieras que habría hecho mil cosas para que volviera todo a la normalidad, que iba a renunciar a lo que quería porque tú lo querías.... eras mi mejor amiga.

 Y te extraño.
Y lamento haberme equivocado, lamento haberme parecido a ti, lamento que sintieras que te robaba algo al ser parecida, lamento que no hubiera otro remedio más que la distancia y el silencio.... pero no iba a pedir perdón (ya no) por lo que paso, porque no hice nada malo. Sé que no.

Y me costó muchísimo levantarme, me costó una barbaridad entender que no había marcha atrás, abría una y otra vez la herida cada que pasaban semanas y meses y me daba cuenta de que en realidad nunca volveríamos a hablar otra vez, aunque hubiéramos hablado por dos horas y lo hubiéramos dicho...

Y aquí estoy un año después, dándome el lujo momentáneo de escribir y extrañarte, de recordar las cosas buenas para que duelan menos las malas. Me doy un momento para recordar, para escuchar música que me hará pensar en ti toda la vida, para confesar que no fue azaroso que tu nombre estuviera en el libro, que no dejo de gustarme lo que me gustaba sólo porque te fuiste... Para decir que no fui yo la que se fue.

 Para recordar tus últimas palabras de ese 11 de febrero:
“nunca olvides que te quiero muchísimo, por favor, no lo olvides”

Para asegurar que nunca lo olvidare, y que voy a quererte toda la vida... Pero no lo siento. No doy marcha atrás. Rememoró y aprendo. Te extraño y aprendo... Por eso decidí celebrar el aniversario del adiós, porque tu partida me dejo muchos aprendizajes, porque siempre me quedaré con los buenos recuerdos.

 Porque yo también te quiero muchísimo. Y porque siempre seremos más que ese 11 de febrero.

Nunca lo olvides.

Comentarios

  1. Si hubo realmente amistad, volverá a resurgir, no te apenes, Nashielli.
    Es un texto hermosísimo el que has escrito. Si yo fuera tu amiga y leyera esto, acabaría dándote un gran abrazo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Isabel, muchísimas gracias por tus palabras, me han levantado el animo como no te imaginas.
      Gracias miles. Un beso

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares