Aislamiento: enfermedad y amor
El
aislamiento no me gusta, detesto no poder tocar a nadie y este estúpido circulo
de 2 metros de distancia con todo el mundo... Estar enferma es de lo peor. Y
sin embargo, he aprendido muchísimo de esto. Me he sentido más viva y he
anhelado con más fuerza. También he amado más y me he sentido más amada.
Las
personas más bellas de mi mundo han estado conmigo a cada paso, acompañándome a
distancia por el momento, abrazándome telepáticamente porque no puede ser de
otro modo ahora, enviando mensajes, haciendo llamadas, escribiendo correos,
estando aunque sea un momento cuando los necesito.
El
aislamiento me rompe internamente, no me gusta sentirme lejana de la gente y
menos cuando están tan cerca en realidad, me hace sentir como perdida, y a
veces siento que las lagrimas quieren ganarme, pero no lo hacen, tal vez porque
nadie pretende que me sienta así, nadie quiere verme flaquear esta vez.... tal
vez porque todos han estado aquí, en algún sitio invisible junto a mi, siempre,
de Aurelio a Ale, de Israel a Isaac, de Wendy a Vero, de Xime a Andy, todos han
estado. Mi familia abrazándome mentalmente y repitiendo cada vez “ya falta
menos”
Y falta
menos, claro que es así, menos para el final de estos días de triste
aislamiento, de marcada enfermedad, pero estoy bien... nunca me he sentido tan
acompañada como ahora. Y ya no tengo miedo.
A todos les
dije que no tuvieran miedo, porque yo no lo tenía, a todos los que pusieron el
grito en el cielo (como Ale, o mi tío David) les tranquilice o deje que mis
papás lo hicieran, porque era lo mejor, no iba a pasar nada malo, no había
porque tener miedo... Visualizó con infinita claridad el rostro de Aurelio ante
la expresión “yodo radiactivo” y su voz diciéndome “¿y si yo no estoy de
acuerdo?” porque en ese momento le parecía demasiado fuerte... fue así con
muchos.
También
recuerdo el interés sin miedo de Wendy, la atención a mi, su tranquilidad me
dio muchas fuerzas.
Dije y lo
reiteró: No estoy asustada, porque ella no tiene miedo y eso me anima; y porque
él me deja tenerlo, pero sé que esta conmigo. Y me refería a las reacciones de
mis dos grandes ante esto: Aurelio y Wendy.
Pero si tenía miedo, aunque no fui capaz de confesárselo a nadie, no
hasta el día anterior, que me desmoroné en la oficina de Aurelio, que fui capaz
de decir “sí, tengo miedo, claro que lo tengo” y entonces él me tranquilizo a
mi, él me prometió que todo iría bien, me dejo refugiarme ahí, con él, en sus
brazos un momento... Y tuve miedo, porque él me dejaba tenerlo y porque en ese
momento sostenía mi mundo.
Y ahora... el miedo se fue. Porque no estoy sola, nunca lo he estado,
porque estos días me dejaron ver, tal vez también a otros, el amor que muchos
tienen por mi. No estoy sola, nunca antes me he sentido tan acompañada, tan
amada, tan fuerte.
... Pd. Esta canción, tan bella, me pareció que describió perfectamente (al menos un fragmento) lo que sentí cuando pude decirle a Aurelio que tenía miedo... Fue un momento tan así...
Comentarios
Publicar un comentario