Cosas que quedaron por decir
Resulta un tanto curioso pensarlo a la distancia, o al menos con la mente más clara.
Llevaba tanto tiempo tan triste y tan enojada a la vez, tan enojada con todos los demás y conmigo misma que ni siquiera me había dado la oportunidad de reflexionar que me pasaba o por qué. Estaba enojada, tremendamente enojada con todos (familia, amigos, todos) y por dentro también triste y terriblemente cansada. Cansada de estar enojada, cansada de sentir que yo era "postergable" para todos, cansada de tener las palabras atoradas en la garganta, cansada de no entenderme, cansada de estar enferma... cansada de mis propios pretextos.
De tal modo, que me sorprendí a mi misma el día que lo deje salir. Demasiadas cosas que en mi cabeza ya las sabía y que, una vez dichas en voz alta, me parecían casi ajenas a mi, a la persona que era siempre. Quizá eso era lo más cansado de todo, no reconocerme a mi misma en medio de tanto enojo y tantas palabras guardadas.
Supongo que las palabras de Aurelio fueron las que desencadenaron todo, el finalmente decirlo todo, supongo que fue esa insistente mirada que esperaba, mientras yo intentaba darle sentido a una ponencia que no tenía ni pies ni cabeza, que le contará que es lo que me perturbaba tanto. Que confiará en él... Qué aceptará que en nuestra relación había confianza y se valía que yo me desahogará con él.
Y entonces, más importante aún que contarle toda la verdad, lo enojada que me sentía, lo cansada que estaba de estar enojada así, fue la pregunta que él me hizo lo que me llevó a cambiar todo: ¿Qué es lo que quieres que no te estas dando? ¿Qué es lo que no te das que te tiene tan enojada?... La pregunta del millón.
Y a lo mejor, desde el momento que Aurelio lo preguntó, esa tarde que yo estaba envuelta en un mar de lagrimas, me he pasado pensando en la respuesta y se me han ocurrido millones... ¿Qué no me doy?... Tal vez seguridad, tal vez fuerza, tal vez compañía, tal vez no me doy oportunidades, tal vez... una lista infinita. Pero el hecho de que a partir de esa platica con Aurelio (quien en ese momento además de mi maestro quedo auto-denominado como mi "amigo cercano al corazón") me sienta más tranquila me dijo una cosa muy importante... Algo que no me he dado a mi misma en mucho tiempo es la oportunidad de decir las cosas que traigo dentro.
Quisiera decirle a toda la gente con la que estoy enojada, aún cuando no saben que es con ellos, que lo sigo estando y en la mayoría de los casos tengo muy claro porque lo estoy, pero que ahora estoy enojada con un poco más de control sobre eso. Y que en su momento, todos ustedes y yo tendremos que sentarnos y hablar y yo sacaré lo que traigo enterrado tan dentro. Y tal vez, a diferencia de Aurelio, no me dejarán llorar hasta entender o no lo van a entender del todo... pero que si se los digo es porque me importan lo suficiente para aclarar todo.
¿Qué otra cosa me queda por decir?... Que Aurelio nuevamente lo aclaro todo, curiosamente más o menos tres años después de la "asesoría más brutal del mundo", aquella primera vez que sentí que Aurelio se metía en mi mente y apagaba miedos y daba claridad, aquella primera vez que me eche a llorar. Nuevamente logró lo extraordinario. Y yo lo quiero aún más por ello. Y ahora me quedo con sus palabras, con su cariño, con ese lugar cercano al corazón...
¿Qué si estoy enojada aún? Sí, lo estoy... Pero no estoy sola, no estoy tan asustada y por primera vez tener preguntas me genera más tranquilidad que las respuestas.
Comentarios
Publicar un comentario