El miedo
La última película de terror que recuerdo haber visto fue en 2011(No temas a la oscuridad), no sé si hubo más después (probablemente mi hermana me convenció de alguna), pero esa la recuerdo muy bien porque me dejo marcada, me dejo con miedo, me dejo preocupada e inquieta semanas y meses. Y decidí que iba a dejar de hacerlo, que iba a dejar de ceder, que no iba a enfrentarme más a las "películas de terror".
Escribo esto ahora que me han pedido ver una, una en especifico, una para algo importante, una para Impro. Y mi cerebro, dividido entre el deber y el miedo, se encuentra pasmado, indeciso, paralizado de cierto modo. Y paralizarme me avergüenza un tanto. Por eso escribo esto... Por que mucho tiempo me hizo sentir una cobarde. Y porque este es otro de mis múltiples exorcismos internos.
La primera vez que vi una película de terror (El aro) sin padres o adultos o algo así conocido fue cuando estaba en secundaria, en una cita (que para colmo de mis males no sabía que era cita), y me dejo con pesadillas algunas semanas. Creo que ahí empecé a descubrir cosas. O debí hacerlo. Hubo otras, la mayoría siempre eran acompañada de alguien que me dejaba sujetar su mano y cerrar los ojos. Luego una donde tuve la necesidad imperiosa de huir (La maldición), iba con mis amigas de la prepa y una de ellas me dejaba esconder el rostro en ella y me hablaba de las palomitas en voz baja cuando era obvio que no podía más. Y tuve que descubrirlo ahí, en esa sala de cine, en esa impresión que dijeron mucho que había quedado en mis ojos, en las noches sin dormir, en las canciones que repetía para llenar el silencio de semanas de noches, en las voces de mi cabeza que me llenaban de miedo...
Mi cabeza... ahí estaba todo. Cuando me creía una gallina, cuando pensé que había algo cobarde en mi que no me permitía hacer algo que para otros era normal llegó la respuesta. El asunto estaba en mi cabeza.
Nadie nunca me dijo que la imaginación era peligrosa, nadie te dice que tiene ventajas y desventajas, en mi cabeza pasaban muchas más cosas que en la de otros, tal vez exactamente por eso me volví escritora (o tan dramática como suelo ser). En mi cabeza las historias se crean más rápido, lo que esta increíble para escribir, pero no para todo lo demás... No para el terror.
La película de terror en sí no era el problema, como cualquier otra persona podía verla, asustarme al momento y pasar un par de noches de pesadillas o algo así... pero no soy otra persona, la película no era el problema. Mi mente era el problema. En mi imaginación lo que me da en dos horas una película, de monstruos y gritos y música tétrica es material de creación, es material de creación contra mi voluntad. Es cosas que veo e imagino, es sonidos que son otra cosa, sombras que significan algo más; son esos estúpidos monstruitos de aquella película que, después de años, siguen susurrando por las noches porque mi imaginación se apropio de ellos y no me deja terminar de soltarlos.
Mi imaginación toma las cosas y las utiliza, por eso estoy irritable o nerviosa después de terminar un libro o haber mirado una película; mi imaginación lo toma todo y lo mezcla, y las voces en mi cabeza lo van volviendo todo real, aun cuando yo sé que no lo es, aún cuando toda la lógica del mundo dice que eso no puede pasar, aún cuando nadie escucha lo que las voces de mi cabeza señalan, aun cuando nadie ve lo que sé que mi mente esta sobreinterpretando. Una vez que mi mente toma todo, ya no lo suelta, si es buen material ya no lo suelta. Y lidiar con eso es difícil.
Tal vez por eso no he sido capaz de volver a ver una película de terror, por todos esos monstruos e imágenes que aún no se han ido, que sé que no se irán, que a veces todavía se convierten en algo más, en algo que susurra y repta, en algo que grita y mira, en algo que se agazapa en mis propios rincones oscuros. En algo que me hace temer. Me he atrevido a tacharme a mi misma, varias veces, de valiente justo por tener miedo, pero este miedo es diferente...
Tal vez por eso no he sido capaz de volver a ver una película de terror, porque no es fácil explicarle a los otros (y a veces a mí misma) que la película en sí no es lo que da más miedo... Es a mi imaginación a la que tengo miedo.
Comentarios
Publicar un comentario