Delgada línea

Dije que sí, en un inicio dije que si, no me retracte y lo hacía conscientemente, con conocimiento de en lo que me estaba metiendo... y las voces en mi cabeza, en el último minuto, decidieron despertar, decidieron meter ruido. Y la incertidumbre me golpeo. Y ya no estuve segura de querer seguir, ya no estuve segura de si era correcto... pero, sobre todo, ya no estaba segura de que mis sentimientos estuvieran en balance. Dude.
 
Me hubiera gustado seguir adelante, porque al final de cuentas ya era sólo una delgada línea que cruzar, algo tan ínfimo, tan insignificante, si las cosas ya estaban dichas por qué no seguir y ya. Tomar algo que quería consciente de que sólo implicaba eso, un momento, un secreto compartido, un... ¿un qué?. Una delgada línea que quizá siempre había estado plantada ahí esperando que alguien se acercará para hacernos ruido.
 
Pero sobre todas las voces, las que dudaban, las que me alentaban, las que decían "esta bien", se alzó una más fuerte, una desconocida, una que desordeno todo, una voz que me recordó que había algo aún no resuelto en mí. Que mi corazón podía no resolverlo todo, que... quería algo más, algo más que cruzar esa línea, algo que no sabía que era, pero que había dejado sin resolver. La voz que se alzó sobre las otras me recordó que tal vez la llama no se había apagado del todo y que dejarla así era ir contra las reglas, pero, sobre todo, que si no tenía cuidado podía terminar incendiándolo todo.
 
¿Qué si...? tal vez un día me lo pregunté, tal vez me lo pregunto ahora mismo, y lo haga mañana y pasado y muchos días sin respuesta, ¿qué si hubiera cruzado mi delgada línea?, ¿qué si hubiera ignorado a la voz?... Y a lo mejor no saber me torturara un tiempo, no lo sé. Por que tal vez tuve más miedo que otra cosa, porque tal vez fui exagerada, pero tenía que poner muchas cosas en balanza y poner a salvo lo que era más importante. Mi corazón. Una amistad invaluable.
 
Lorena dijo que ella escribía para parar las voces, para sacarlas de su mente, en un acto más valiente aún yo decidí hablar para acallarlas, yo decidí confesar para que la voz parara; Kari dijo que si no sabía que había en mi corazón no siguiera, Lue dijo que si tenía dudas la respuesta era no y yo... yo mire desde todos los ángulos a mi delgada línea y me pregunte hacía cuanto que estaba ahí y qué pasaba si nunca la cruzaba. Y hablé al fin...
 
Una vez escribí que de nada nos sirven las delgadas líneas si no nos atrevemos a cruzarlas. Y no me retracto de ello. Pero esta era una línea diferente, una línea que podía incendiarlo todo, una línea que causaba más ruido a las voces... Si mi delgada línea me hacía correr el riesgo de arruinar las cosas, de perderte a ti, entonces no existía para cruzarla. Porque nada vale como para perder a un amigo.
 
¿Qué si...? Ahora nunca voy a saberlo. Pero tal vez no saberlo siempre sea mejor, por más increíble que pudiera ser, por más delicioso que fuera romper las reglas, por más tentador que fuera cruzar la línea... Mi corazón, la voz y yo elegimos algo más seguro. Algo más tangible. Algo que es más que una línea, que una sensación. Algo certero que siempre ha estado ahí.
 
¿Qué si...? Si las circunstancias hubieran sido otras, si mi corazón hubiera arreglado todo, pero... ahora no voy a saberlo. Porque si hay líneas que no se cruzan. Porque hay más poder en saber que línea no cruzar. Porque hay más fuerza en la honestidad de decir cuando se duda, cuando se quiere, cuando la voz duda... Porque a veces esta bien cambiar de parecer.
 
No cruce mi delgada línea.
Y hoy te quiero más por entender.


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