A mi persona perdida
Como otros escritos, este empezó en un taller de Lorena, hace muchísimo tiempo. La idea era escribir a partir de las ausencias, de las perdidas, de la muerte. No es cualquier cosa.
El ejercicio de aquel día era escribirle una carta a una persona que hubiéramos perdido, por cualquier motivo, una persona que se haya ido de nuestras vidas. Para mi, que siempre he resentido las perdidas como poco, era un tema delicado, se me ocurría una lista larga de personas que se habían ido de un modo u otro, desde mi abuela hasta mi ex mejor amiga de la universidad... Al final, ni yo sé porque hice la elección que hice, pero tenía una persona en mente.
Y escribí esto, para aquella chica que fue mi amiga en la secundaria, que lo fue todavía después, y que un día se fue... sin que yo me diera cuenta que se iba. A ella.
A la distancia no puedo evitar preguntarme si nuestra vida hubiera sido diferente de haber hecho las cosas de otro modo. Tal vez... si la última vez que nos vimos hubiera sabido que podía ser la última habría juntado el valor suficiente para pedirte que te quedaras, para suplicarte de corazón, para hacerte ver que haría lo que fuera para retenerte. "Quédate". Y ahora resulta más obvio que era lo correcto, que debí ser mejor amiga y retenerte, prometerte que si te quedabas no iban a volver a hacerte daño... Pero es tarde, lo sé, 10 años tarde.
¿Dónde estas? a menudo me lo pregunto, creo que he buscado tu rostro tantas veces en los otros rostros, que el día que te encuentre puede que sienta que lo estoy soñando... Pero sé que estas en algún lado, tal vez buscándome o tal vez no, como saberlo.
Un día tú y yo nos vamos a sentar en un rincón de este mundo y te voy a contar lo especial que fuiste para mí, yo no lo supe decir hasta que fue demasiado tarde, hasta que de tanto esperar tu toquido en la puerta me di cuenta que no volverías; hasta que me di cuenta que tenía el "quédate" atorado en la garganta y no te lo había dicho... que difícil es darse cuenta que ya casi todo lo demos por sentado y no se nos ocurre pedir para conservarlo un poco más. Que difícil es ver como se nos escapa todo de las manos.
Tal vez si yo hubiera entendido antes, o más bien, a tiempo, todo sería diferente. Si yo te hubiera dado la mano cuando más miedo tuviste, si yo te hubiera escuchado mejor la primera vez que quisiste irte de tu casa, si yo hubiera plantado cara a las chicas que eran crueles contigo en la escuela, si yo te hubiera defendido de tu padrastro... Si yo hubiera... A veces se me olvida incluso que la niña ahí era yo. Tal vez a mi sólo me correspondía abrazarte muy fuerte y pedirte que te quedaras conmigo.
Si estas ahí, en algún lado, si puedes oírme, si puedes leerme, entonces quiero que lo sepas... Que aunque no junté fuerza para hacerlo palabras, quería que te quedaras, quería abrazarte y jamás dejarte ir... y aún lo sigo queriendo.
Abril/2015
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