Querida abuela, hoy en Barcelona

Hoy he entrado a la Sagrada Familia (sí, la enorme iglesia de Barcelona), una experiencia increíble e indescriptible, sobrecogedora, muchas cosas. Imposible de narrar y por eso no voy a narrarla. Pero pasó algo y necesito escribirlo.

Hoy he entrado a la Sagrada Familia y he subido a una de las torres (que me ha costado una fortuna, pero mejor vivir la experiencia completa); y ha sido un momento antes de subir a la torre que ha sucedido. Estaba esperando en la fila para el ascensor y mi abuela a venido a mi mente (ya lo sé, que cliché recordar a alguien en una iglesia, pero así fue). De pronto me ha venido a la mente y ha sido tan de golpe que me ha faltado el aire.
He contenido algunas lágrimas mientras subía.

Querida abuela, tú me conocías como nadie, conocías mi cero religiosidad y así me querías, más aún, me querías por mi bondad natural, porque creías que de verdad la tenía, y yo te quería más por creer así en mí.

Querida abuela, tú sabrías porque entré a esa iglesia hoy, porque me impresionó su tamaño y me sobrecogió su luz, lo sabrías como nadie. Lo entenderías y lo aplaudirias, tan es así que has venido a mi mente.

Querida abuela, hoy has estado ahí conmigo, mientras subía esa torre, mientras admiraba la vista, mientras me faltaba el aire... Has subido conmigo y me has acompañado, has tomado conmigo el amuleto contra el miedo y te has colado en alguna sombra de mis fotos. Has estado ahí y mirado con mis ojos (y a través de ellos) y seguro que has sonreído. Y lo has entendido todo.

Antes de partir a esta aventura lloraba de miedo (literalmente), me sentía intranquila y quería huir, pero hoy, que has estado conmigo y mirado Barcelona por mis ojos, y me has mirado a mi, querida abuela, sé que he emprendido el viaje correcto.

Gracias por acompañarme.

Comentarios

Entradas populares