Un instante

Suelo creer que 2019 fue un año difícil (y lo fue), pero visto a la distancia creo que fue el año en que mejores recuerdos tuvimos. El año que esta más lleno de nuevas experiencias, sobre todo en función de que fueron compartidas. 

Recuerdo ese día hace dos años. 13 de abril. Fue uno de los mejores.

Empezó en el centro. Había un sol salvaje, pero apenas nos enteramos. Hubo comida y una vista increíble. Hubo una larga platica y muchísimas sonrisas. Hubo música y películas. Hubo luces y oscuridad. Y hubo un mundo compartido. Fue uno de esos días que tuve claro que vivíamos y compartíamos en un mundo que era ajeno al normal, al otro. 

Al final del día caminamos sobre Reforma, por el linde de Chapultepec... Caminamos y recorrimos en una hora lo que hubiéramos recorrido en menos de media hora. Caminamos y paramos y hablamos y sonreímos y compartimos... y volvimos a repetir todo. Yo andaba y bebía de la seguridad que transmitías, respiraba la magia y los aprendizajes. Yo andaba y sonreía con tu sonrisa.

Si mi teléfono no hubiera sonado habríamos seguido. Caminando, hablando y desconectados del mundo. Si el mundo no me hubiera llamado de vuelta habríamos caminado y parado sin rumbo hasta la llegada de la noche. 

Nos costó volver al mundo... A ratos pienso que no lo hice del todo. 

Fue uno de mis días favoritos... Fue una de las pocas veces que tuve ganas de congelar el mundo en un instante. 









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