El libro
La cosa es
que me cuesta mucho hablar del libro porque en el fondo todo lo que escribo es
algo muy personal, porque sé que en el libro hay cosas que no son sólo el
cuento... Hay mucho de mi, pero sobretodo mucho de las personas de mi mundo,
mucho de lo que conformaba mi mundo en el momento que empecé a escribirlo... y
en ese justo momento mi mundo era un caos....
Pero el
punto es que... en el fondo todo tiene una razón, en el fondo me aterra que el
libro termine por contar más cosas de las que realmente están escritas. Porque
es personal. Porque iba a terminar por serlo aunque la intención jamás fue esa.
Empecé a
escribir el libro en el aeropuerto de La Habana, tal vez porque estaba muy
triste y necesitaba desesperadamente encontrar un modo de canalizarme, un modo
de volver a ser yo.... Estaba muy triste por mi perdida y para compensar le
hice pasar por eso mismo a mi personaje, necesitaba que nos entendiéramos para
que pudiera escribir...
Y al final,
el libro no es lo que iba a ser, el libro es algo más, es otra historia que no
sabía que iba a contar... y que se contó porque una vez puestas las primeras
palabras era inevitable, del modo que fue inevitable que muchas personas de mi
mundo acabaran ahí metidas, tal vez creando un único personaje o tal vez
varios, porque la historia jamás fue sobre mi (como temió erróneamente en algún
momento mi mamá) la historia era de muchas personas al mismo tiempo; de muchas
personas de mi mundo que me levantaron cuando yo me caí, cuando yo tampoco pude
decir ‘no te vayas’, de las personas que merecían ser el héroe de un cuento...
Por eso no
sé como hablar del libro... porque se acerca demasiado a mis fibras sensibles,
porque se acerca demasiado a que le diga a mucha gente “pero si tú estas ahí
también, un poquito de ti esta ahí”
Cuando mi
editor, Alberto Trinidad, dijo que se publicaría el libro sentí una emoción increíble
y también un mucho de incredulidad.... Lo deseaba, pero no lo esperaba;
anhelaba pero me sentía sorprendida... Jamás me habían publicado y creía que
cada vez era menos posible... no lo era y esa afirmación me tenía sorprendida y
extasiada, temerosa y deseosa, con miedo pero con alegría.
Y el libro
y yo nos conocimos... Nos conocimos... y he mirado la creación como quien mira
su primer triunfo, quien recoge su primera cosecha, quien sube su primer escalón...
El libro es mi primer escalón, el primero de una escalera que no sé si es corta
o larga, pero que empezar reconforta.
Y es
personal, y cuando empezó a leerse, mis personas cercanas primero, temblé como
nunca, temía muchas cosas del mismo modo que me ilusionaban. Y el libro no hizo
mal, al contrario... y el libro me miró a mi (venga, lo digo en serio) como
quien me conoce y me entiende, y deje de tener miedo.
Tenerlo.
Tocarlo. Olerlo. Verlo. Hojearlo (pero no leerlo).... fue el inicio... es el
inicio. Y tal vez nunca pueda realmente hablar de él, tal vez no pueda llegar a
explicarlo, porque un libro no se cuenta o se explica, más bien creo que se
siente... Se lee y se espera entender algo más allá del libro. Si ha movido
sentimientos entonces ha hecho un buen trabajo. Al libro y a mi nos sobran las
palabras.
García Márquez
escribió (y probablemente también dijo) alguna vez que se nace para contar
historias o no, así de simple.... Y ahora... con el libro en mano, nos negamos (el libro y
yo) a creer que no nací para eso.
le quiero leer
ResponderEliminar¡Felicidades, princesa!
ResponderEliminarMuchísimas gracias! :D
Eliminar