De grande quiero ser escritora.
Cuando era
chica no sabía que uno podía dedicarse a la escritura, cuando era chica eso no
era un ideal o un sueño o algo así, no era algo que yo supiera, cuando era
pequeña y escribía historias sobre espantapájaros y gatos no sabía eso.
No sé si
desde siempre he sabido que eso era algo para mi, creo que en algún momento fue
más un modo de matar el tiempo que otra cosa. Cuando iba en la primaria
escribía cuentos de gatos en las tormentas, espantapájaros que hablaban e
historias donde hacia a mis mejores amigos protagonistas... Cuando iba en la
secundaría escribir fue un método de supervivencia, escribía pensamientos,
frases, cosas de ese estilo, para abstraerme, para desahogarme... Significaba
algo importante para mi escribir.
¿Cuándo me
di cuenta de que uno podía dedicarse a escribir?... Me gustaría decir que tengo
un momento exacto para semejante revelación, pero no funciona así. Lo que sí sé
es que todo es por J.K. Rowling, por Harry Potter... Tenía 11 cuando leí Harry
Potter por primera vez, y no debió ser mucho después cuando miré una especie de
documental sobre la autora de la saga. Lo recuerdo claramente, como si fuera
hoy , J.K. Rowling en la pantalla diciendo “yo no sé porque toda la gente no se
dedica a escribir” y fue como una revelación... en algún lugar de mi cabeza
surgió una vocecita diciendo “¿y se puede uno dedicar a eso?” y fue un
descubrimiento.
No
significa que en ese momento haya decidido que no podía ser otra cosa que
escritora, pero aprendí que podía uno dedicarse a eso... mi sueño era escribir
el siguiente Harry Potter, me dediqué mucho tiempo en la prepa a eso, invente
mi propia novela de fantasía y magia... Y en algún momento, algún intermedio,
entre todo eso me pregunté finalmente si eso quería hacer con mi vida.
Quería ser
escritora. Se convirtió en el primer lugar en mi lista de deseos. De grande
quería ser escritora. De grande quería ser J.K. Rowling, Jostein Gaarder,
Gabriel García Márquez y todos los escritores a los que admiraba...
El primer
escritor al que conocí fue a mi más grande, a mi ídolo, al escritor de mi libro
favorito, a Jostein Gaarder. En diciembre de 2007, unos días antes de cumplir
18. Y fue la experiencia más reveladora del mundo... Él, sin conocerme o
haberme visto, me entendía, él también había decidido hacer de eso su vida, él
me dio fuerzas para seguir... Le dije que lo amaba y era verdad, una verdad
absoluta, porque él me hacía seguir deseando y soñando lo mismo. Iba a ser
escritora.
Publicar el
Libro fue el principio... Un motivante, un paso, algo grandioso y mágico que
representa mi principio... El verdadero secreto esta en seguir trabajando en
ello, seguir escribiendo, seguirlo intentando.
También en
el apoyo de las personas a mi alrededor... Recibí maravillosos consejos de una
de mis escritoras favoritas, Maite Carranza, poder hablar con ella de
literatura fue un placer (noviembre 2012), y poder preguntarle dudas, hablarle
de miedos fue mejor aún. Ella ha sido una de las personas más grandes, esa
lejania-cercania, ese poco conocimiento la una de la otra, esa sinceridad de
escritora, ha sido algo valiosísimo para mi... Me ha hecho más fuerte, me han
dado más ganas de escribir gracias a ella.
Y esto no significa que todas las otras cosas que
soy no sean lo que quería, el ser escritora no excluye lo otro, por que al fin
y al cabo también soy hispanista, eso me define también y también quiero ser
una medievalista definitivamente, tal vez también un poco indologa; como lo
platiqué en algún momento con Wendy, escribir es algo que es obvio, ni se
pregunta, pero las otras cosas también están ahí, también las puedo hacer...
Soy hispanista, soy medievalista... Pero soy ante todo una escritora. Y siempre voy a seguirlo siendo.
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