El libro y la escritora

Alguna vez alguien le dijo a J.K. Rowling que nadie se hace rico escribiendo libros para niños, por supuesto nadie sabía en ese momento que ella rompería con eso, se volvería increíblemente rica e increíblemente famosa. Y todo el mundo leería Harry Potter y todos serían felices.
 
Pero J.K. Rowling es la excepción de la regla... el mundo editorial es rudo, pero el mundo de la literatura infantil es aún peor, poco espacio y mucha competencia, demasiados tabús que sortear, prejuicios también, y el eterno miedo de caer el cliches, demasiadas puertas cerradas.
 
¿Por qué quise entrar en este mundo?
 
Tal vez porque no estaba planeado, no sabía que la literatura infantil y juvenil era mi género, al menos no lo supe hasta después de mucho escribir, hasta que se leyeron mis primeras historias, hasta que el editor eligió esa categoría para el libro... Estaba dentro, bienvenida al mundo de la literatura infantil. Bienvenida al mundo de los escritores.
 
Sería mentira decir que nunca soñé con ser rica y famosa, porque lo hice, me imagine mi nombre en cientos de libros apilados en un aparador, me imagine niños abriendo libros y sonriendo, me pregunte que tan difícil sería ser J.K. Rowling... Y luego volví a la realidad y acepte que se empieza desde abajo y puede que nunca se sea tan famoso... y aprendí a estar con eso.
 
Con el libro ha pasado algo curioso, ha sido un mundo de contradicciones y de sorpresas, de victorias y perdidas... pero especialmente victorias. Porque es cierto que económicamente hablando no ha sido la mejor inversión, que costó mucho la edición y se ha vendido tristemente poco, pero creo que las victorias no se miden con esa escala.
 
Tal vez no tenga muchos lectores, tal vez no venda por millones, tal vez no llene los aparadores de las librerías.... pero escribir vale totalmente por esas aisladas personas -algunas que me quieren, algunas que no tienen porque quedar bien conmigo- que disfrutaron de leer mi libro, que sintieron algo cuando lo leyeron. Y que después me regalaron palabras de agradecimiento y/o aliento.
 
Tal vez tener una lista de libros vendidos (o regalados) que ronda en los 60 no es el sueño de ningun escritor, tal vez se siente como poco, pero alcanza, al menos por ahora, porque sé que han sido más lectores, porque sé que el libro logro mucho...
 
Sé que un niño se sentó a empezarlo en el patio de su escuela; sé que una mujer guatemalteca quisquillosa con los libros se sentó a leerlo y lo terminó en cuestión de horas; sé de una adolescente que nunca leía pero se estuvo quieta por varias horas para leerlo; sé de la niña, la chica que pudo escribir y abrir su corazón aunque sea en unas líneas y que tuvo el libro por eso... Demasiadas historias. Significados ocultos.
 
El libro que llegó a muchas de mis personas más queridas. El libro que leyeron algunos de mis mejores amigos. El libro que voló hasta España para hacerle el día a una niña maravillosa (Paula). El libro que leyeron mis dos grandes (Aurelio y Wendy)... El libro que cambio todo... no sé cuantas vidas pudo haber tocado, pero sé que cambio la mía. Y no seré J.K. Rowling, pero para mi todo esto vale eso y más.
 
Escribí (y lo volvería a hacer) por esas pequeñas personas. Escribí por mi.
 
 

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