Crónica de una despedida anunciada

Prometí que no habría despedidas, ni explicaciones, que lo dejaría simplemente acabar, pero yo necesito mi propio tipo de cierre. Necesito escribirlo para sacarlo.
Soy mala para enfrentarme a algunos cambios, soy mala para las perdidas, para dejar ir... Y, lamentablemente, también soy mala haciendo amigas y conservándolas, así que todo esto ha venido a golpear a mis puntos más difíciles. Todo esto me ha hundido, me ha golpeado, pero también me ha hecho reflexionar profundamente. Y, como la sabia Lorena me enseño, escribir sana, así que también por eso escribo esto.

Dije cosas que no pueden ser cambiadas, o más bien las escribí, y lo hice públicamente, no buscaba esconderme, y nada de lo que dije fue mentira, ni me lo invente, tampoco nada estaba escrito con la intención de ofender a nadie, aunque suponía que lo leerían y les molestaría, sólo no estaba segura si serían capaces de reconocer que eran sus propias palabras expuestas... Era un riesgo y yo lo corrí. Y lo haría de nuevo. Y no pueden culparme porque no dije nombres ni exhibí a nadie (algunas vez ellas usaron un argumento así para defenderse), aunque seguramente no se debía indagar demasiado para descubrir. Y lo hice. Y lo volvería a hacer.

Escribí cosas que no pueden ser cambiadas. Y se me acuso de mucho. Y se me retiro la palabra. Y se me trato de un modo despreciable. Y las odie por ello. Y me dolió, sí. Y me sentí infeliz, sí... Y necesite mucho valor para entender que no soy eso, por más que haya buscado herirme, por más que haya sido rechazada por personas que creí amigas.

No soy eso. Y no importa cuanto lo repitan, no soy eso. 

Tal vez debí ver las señales hace mucho. Tal vez las vi y las ignore, tal vez necesitaba ignorarlas... Quería creer que era felicidad y entendimiento todo. Quería creer que era amistad y que existía un lazo real que nos unía, para evitar ver de frente las cosas. Para no perder a otras amigas, para no andar perdida de nuevo... No lo sé.

Mis "amigas de pole" no lo son más. Sí, lo digo así, con todas sus letras, porque nunca he tenido de que esconderme. Porque el daño ya esta hecho, por que ya no pueden acusarme más, atacarme más o lastimarme más. Mis amigas no lo son más. Y al dejar de serlo se encargaron de acusarme y señalarme... Se encargaron de que su desprecio me llegara. De bloquearme y eliminarme. Y eso es duro... O lo fue.

Creí que tenía amigas. Y del peor modo aprendí que no lo eran. 

Que no soy inocente del todo, ya sé. Que las hice sentir expuestas, sí. Que puse en un sitio público palabras que no eran agradables. Pero ya lo dije, no me escondía, ni dije una sola mentira, ni se me puede acusarse de hipocresía porque cuando no estuve de acuerdo con ellas lo dije fuerte y claro, nunca oculte mi molestia ante sus críticas, mi desacuerdo ante su partida, mi incomprensión ante su comportamiento... Pero, claro, se me olvido que estar en desacuerdo me podía acarrear problemas. 

Se me olvido que para todos mi papel siempre es de ser linda y tierna y estar de acuerdo... Y lo que hice no combinaba, que debía ser lo peor. Que no compartir sus enemistades y odios era insultante. Se me olvido que mi opinión contraria y pública no podía ser bien recibida... Y no lo fue. Y fue muy brutal. 
Mi yo de antes pediría perdón casi de rodillas, mi yo de antes ni siquiera se habría atrevido a disentir, mi yo de antes habría agachado la cabeza y hubiera aguantado más, habría llorado mares cuando no pudiera más y hubiera vuelto a empezar... Pero ya no soy esa yo. Y ya no quiero volver ahí... Ya no quiero más ser la chica "me aguanto para que no te enojes, me callo para conservar una amistad". 

Después de como me trataron, después de las cosas que me dijeron, después de como dejaron de hablarme y me eliminaron y bloquearon, no merecen mis palabras, ni una despedida, ni nada así, pero yo si necesito hacerlo. Para ser libre.

Queridas todas, las quise tanto. Y fui feliz con ustedes un tiempo Las quise tanto que me creí el cuento, que no me importaron las diferencias, que deje que se hablara mal de otras personas enfrente de mi, que fui a donde me dijeron y sonreí por poco y por mucho. Las quise tanto que creí que era eterno. Las quise tanto que fui ciega. 
Queridas todas, las quise tanto que me lastimaron al final. Ojala hubiera podido ser la persona que querían, que buscaban, ojala hubiera podido... pero al final me quise más a mi que ustedes, y mi sentido de libertad, de lealtad y de amor propio no me permitieron seguir. Y no me permitieron callarme.

Quisiera decir que lo lamento pero no es así, aunque me dolió infinitamente el modo en que se acabo todo, creo que el paulatino alejamiento al entender que ya nos quedaba poco en común no hubiera sido mejor. Quisiera pedir perdón, pero no lo siento. Quisiera pedir unas últimas palabras, pero no veo el caso ni creo que hagan bien... y, me sorprende más, creo que no las quiero. 

He llorado en varios hombros desde entonces (y he llorado porque las perdidas y las despedidas son difíciles), he llorado en hombros de personas a las que quiero infinitos, cuya opinión me importa miles de veces más, y me han reconfortado (ahí han estado mi hermana y mi mamá y Aurelio y el siempre invaluable y atinado Cristóbal y... ). He llorado, en varios hombros, y he llorado menos de lo que hubiera creído... Y he descubierto que todo el proceso, todo el tiempo desde el día uno en que la primera dijo que planeaba irse, ha sido un millón de veces peor, que lo que verdadera y secretamente quería es que se acabará, que la idea me destrozaba... Y se ha acabado. Y he llorado mi perdida, su perdida, y he podido sanar mis heridas.

Ya, esto no es una crónica, sino la mezcla de muchas cosas, de sentimientos, de historias, de cartas, porque desahogarse es así, porque a veces ser libre es así... porque mis ideas no fluyen en un único tiempo y modo y porque cortar es difícil. Pero este es el final... Un último momento...

Queridas todas, las quise tanto... y les agradezco que finalmente hayan partido. Les agradezco el aprendizaje. Y les agradezco por mi libertad. 






Comentarios

Entradas populares