Recuerdo y reflexión pre-examen
Era un
martes hace dos años, una mañana de finales de noviembre. Ese día (o tal vez
el anterior) había decidido que iba a pedirle a Wendy que asesorará mi tesis,
que trabajaría el proyecto que ya había empezado para mi seminario de tesis ese
semestre. Había decidido que amaba mucho a la India y podía meterla en mi
tesis.... Pero especialmente había decidido que no iba a decirle a Aurelio, que
por alguna razón no podía. Creo que estaba un poco asustada.
Y afuera de la facultad me enfrenté a Aurelio por primera vez, sin saber que hacia que mi voz saliera y le preguntará, sin tener una idea real sobre que sería de mi tesis, si quería ser mi asesor.... y el misterio radico en que él me contestará, él me conociera y él accediera a que fuera a verlo con mis posible propuestas para trabajar.
Después de la clase de Revueltas, y ese jueves que Aurelio dijo “sí”, el proyecto que incluía a la India quedó guardado entre los recuerdos y mi montón de papeles de la facultad; Wendy ya jamás miró mi proyecto de tesis..... El resto es historia... el resto es el largo proceso que he vivido durante estos dos años.
El resto es
esa sensación de inverosimilitud, de alegría, de desconcierto, de estar en un
sueño, de ser valiente, de inconmensurable felicidad ante el hecho de que
Aurelio sería mi asesor.... ese día fue el primero de muchos en los que pensé
que Aurelio debía ser mi persona favorita en el mundo.
Era martes,
era temprano y esperaba que Revueltas apareciera para la última clase de
Seminario del semestre... Y mi proyecto de seminario, sobre Calderón de la
Barca, Tirso de Molina y la influencia de la cuentística hindú en ellos, estaba
medio listo para eso, y probablemente con una pulidita para que fuera a ver a
Wendy.
Tal vez ese
día debí aprender que las cosas pasan por una razón. Porque mientras yo estaba
afuera del salón mirando el pasillo, vi a Aurelio, que por alguna misteriosa
razón estaba saliendo unos minutos tarde de su clase de Siglos de Oro y pasando
justo por donde yo miraba. Fue un momento paralizante.
Tal vez fue
inercia, tal vez fue una vocecita que estaba aguardando hasta ese momento tan
casual, pero fue como si un shock eléctrico recorriera mi cuerpo y me llevará a
voltear, pedirle a Dalia que cuidará un minuto mis cosas y las de David (para
colmo David me había encargado sus cosas cinco minutos atrás) y salir corriendo
por el pasillo como si la vida se me fuera en ello.
Y afuera de la facultad me enfrenté a Aurelio por primera vez, sin saber que hacia que mi voz saliera y le preguntará, sin tener una idea real sobre que sería de mi tesis, si quería ser mi asesor.... y el misterio radico en que él me contestará, él me conociera y él accediera a que fuera a verlo con mis posible propuestas para trabajar.
Después de la clase de Revueltas, y ese jueves que Aurelio dijo “sí”, el proyecto que incluía a la India quedó guardado entre los recuerdos y mi montón de papeles de la facultad; Wendy ya jamás miró mi proyecto de tesis..... El resto es historia... el resto es el largo proceso que he vivido durante estos dos años.
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